viernes, 24 de febrero de 2012
Parásitos
Todo el conjunto de parásitos se apilaban en torno a él. Polvo, carne y sangre en proceso de descomposición, apilados en forma humana.
Se retorcían, más atormentados aún de lo que podía estar su alma, pero no se arrepentía. No podía arrepentirse. No sabía. Nunca sabría.
Por eso los miraba, deleitándose en su agonía, deseando poder extender sus pies hasta ellos y pisotearlos hasta que la sangre le anegara los zapatos. Escupirles. Insultarlos.
Parásitos.
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